Imaginemos que tengo un problema legal. Estoy enfrentando una demanda. Le llamo a cinco abogados y los siento en mi oficina, les explico mi problema y ofrezco que quien me logre sacar de esta situación será quien reciba el pago. ¿Creen que algún abogado aceptaría trabajar de esta forma?
Me sorprende enormemente encontrar bajo el hashtag de #diseño en twitter, amplias recomendaciones para el sitio Guerra Creativa. Se trata de un crowdsourcing, como ellos le llaman, donde un cliente lanza un concurso para el diseño de un logo, sitio web, iconografía, diseño editorial o similares. Una vez publicada la solicitud, cientos de diseñadores trabajan en propuestas y las someten. En cliente escoge un ganador y todos felices. Testimonios publicados dan prueba de ello.
Me causa desconcierto el hecho de que sean los mismos diseñadores quienes recomiendan estos sitios, cuando se trata de una empresa que atenta contra la ética de cualquier profesionista: ganar dinero en relación a tu conocimiento y aplicación en la materia. ¿Cuántas propuestas no habrá en este tipo de sitios? ¿Cuál será la relación entre propuestas originales, recicladas, robadas o copiadas? ¿Cuántas horas de diseño-hombre hay echadas a la basura?
Lo primero que me viene a la mente es el diseñador que —seguramente no tiene trabajo o muy poco en el mejor de los casos— y prefiere invertir el tiempo realizando propuestas, que bajo parámetros de selección poco claros y seguramente nada profesionales, competirá con 25 ó 50 diseñadores más. Lo que hace no es otra cosa que regalar su trabajo (en un 86 ó 98%, según el caso), promoviendo prácticas desleales en su profesión.
También pienso en el cliente, que no tiene una idea clara de lo que quiere y por lo único que está dispuesto a pagar es por un dibujo bonito que represente su empresa o negocio. Y es que el concepto de contratar un diseñador debe ser la obtención de servicios profesionales para recibir una solución a un problema de comunicación, no un diseño sobre una hoja de papel o en archivo PDF.
Para el diseñador el concurso se puede traducir en un “tiro al blanco”, en el desgaste de la profesión ejercerciendo de forma desleal regalando su trabajo. La pregunta con la que me quedo es: ¿si quienes diseñan para ese sitio, tuvieran su tiempo ocupado en proyectos profesionales, seguirían diseñando para Guerra Creativa?
Finalmente les recomiendo un artículo que habla de forma más profunda sobre por qué existen este tipo de prácticas: http://foroalfa.org/es/articulo/79/Los_porques_de_los_concursos
May 27, 2010 at 11:49 pm
Y todavía nos preguntamos -y no quejamos- ¿por qué el trabajo del diseñador no es respetado por los clientes? Esas situaciones no son comunes para otras profesiones: los mencionados abogados, contadores, médicos, etcétera. Algo tendrá que ver la larga tradición de las mismas pero, más que cuestión de antigüedad considero, es cuestión de consciencia, de responsabilidad de cada diseñador; supongo que la mayoría no alcanza a ver que su participación en asuntos como éste es un autogol. El comprometerte con cada cliente, la conducta ética, el respeto mismo a tu trabajo y al de tus colegas, son buena parte de lo que le hace falta a esta profesión para concebirse y mostrarse como tal.
Si tú no te tomas en serio, ¿por qué otros habrían de hacerlo?
August 27, 2010 at 5:43 pm
Considero que si aún así la creatividad es tan devaluada, el robo de ideas es tan común con sitios como estos que promueven estas formas de “trabajo” solo nos arriesgamos aún más a seguir dando todo por nada.
December 5, 2010 at 8:27 pm
Hola Mario. Acabo de descubrir tu blog y me parece muy interesante, pero con respecto a Guerra Creativa, difiero un poco de tu opinión. Soy estudiante de diseño gráfico y fundador de 38grados, una comunidad de diseñadores en Villahermosa, Tabasco y promuevo entre mis compañeros el uso de estas plataformas y otras como jovoto o talenthouse, ¿Porqué? Por que muchas veces cuando hablamos de diseñadores matriculados o egresados damos por hecho que conocen y llevan a cabo de la mejor manera los procesos técnicos y retóricos para su trabajo y que obviamente deberían cobrar (y bien) por eso.
Hasta ahí perfecto, el problema es cuando ves el pobre desempeño de (muchos) ellos y los elevados precios que creen tienen derecho a cobrar, asustando a posibles clientes y haciendole mucho mas daño al mercado del diseño, que estos concursos, donde si bien podemos entrar en discusiones legales o de “horas-hombre” perdidas es cierto que te ponen en perspectiva con la competencia global, te dan horas de ejercicio y práctica y la posibilidad de ganarte unos dólares en el mismo tiempo que pudiste haber estado chateando o jugando halo. Tan sólo hay que ver a nuestro alrededor, por cada buen ejemplo de diseño hay cientos o miles de identidades patéticas y hechas por personas de otro ramo. La pregunta con la que yo me quedo es: ¿Dónde están todos esos diseñadores que se quejan de malas prácticas y del menosprecio de la profesión?
December 6, 2010 at 5:07 pm
Hola Daniel. Primeramente te agradezco el comentario. Me da gusto ver estudiantes preocupados en debatir este tipo de temas, más aún porque son quienes normalmente participan en este tipo de ejercicios. Con respecto a lo que escribes, sostengo el hecho de que son prácticas desleales, pero debo aceptar que resultan útiles a quienes tienen demasiada creatividad y no cuentan con un cliente para poder vertir en sus negocios todo lo que tienen, quizá convendría tomar el tema sobre la implementación de negocios en la carrera de diseño. También acepto que son herramientas como en su introducción lo fue Word o Power Point, donde muchos profesionistas no gráficos encontraron en ellos las sustitución de un diseñador y en ellos hacían sus logos y folletos. A final de cuentas es una variable más en el mundo del diseño y debemos aprender a convivir con ella. En cuanto a los honorarios, uno no puede darse el lujo de rifar su trabajo a una suerte en la que no conoces tan bien al cliente y por lo tanto se convierta en un tiro al blanco. Finalmente, si los estudiantes o diseñadores prefieren estar chateando o jugando, es problema de cada quien, los diseñadores que nos quejamos de las malas prácticas somos quienes buscamos un bien común a través de nuestro trabajo personal. Todos los diseñadores tenemos un problema común, y que depende solamente de nosotros hacer que el diseño sea tomado en serio y se remunere justamente, no podemos echarle la culpa a los clientes o al mercado.